jueves, 17 de enero de 2008

NUESTRA HISTORIA ( I V )










La victoria definitiva en la Batalla de Alalia (Córcega), allá por el 535 a.d.e., de la alianza púnica-etrusca sobre el poderío focense, con el cual estaba alineado de alguna forma Tartessos, y que convertirá a Cartago en dueño absoluto del Mediterráneo Occidental, estrecho y parte del Atlántico, afectará directa y gravemente al proceso histórico tartésico que con las continuas agresiones cartaginesas contra Tartesos originarían el declive y descomposición de su estructura estatal, quedando las diversas comunidades desprotegidas ante los agresores.



Cartagineses y romanos mantuvieron durante decenios cruentas contiendas por tratar de hacerse con el dominio del área mediterránea y sus recursos naturales.
A raíz de la primera guerra púnica, allá por el 241 a.d.e. los cartagineses pierden el control sobre sus principales posiciones en el Mediterráneo y Turdetania (la Andalucía de la época) después de sufrir por espacio de más de dos siglos y medio el yugo cartaginés, aprovecha para sublevarse.
En el 237 a.d.e. para sofocar la revuelta desembarca en Cádiz el propio Almicar Barca y con sus poderosas tropas vence a los insurgentes que eran apoyados por fuerzas mercenarias celtíberas. No obstante todavía en el 216 a.d.e. se seguirían produciendo algunos levantamientos y sublevaciones de los pueblos turdetanos.
Allá por el 206 a.d.e., tras la Batalla de Ilipa, se produce un nuevo proceso colonizador. Las tropas romanas al mando de Escipión conquistan un ansiado objetivo: Turdetania, que pasa a convertirse por la fuerza de las armas en provincia romana.



Los primeros intentos de los pueblos turdetanos por intentar liberarse de la dominación romana fueron reprimidos duramente por importantes contingentes militares.
No obstante, con tal de pacificar definitivamente la zona cuanto antes y al menor costo posible, la metrópoli llega a un pacto con los pueblos y ciudades de la Bética, concediéndoles cierta autonomía.
Las ciudades costeras que aparecen en el mapa desde Cádiz hacia el este eran colonias fenicias
Pero estas pseudo-libertades concedidas a los andaluces de la Bética cuando interesó a la metrópoli romana no eran sino autodefensas de que se servía el Estado romano para no poner en peligro las inmensas riquezas que le aportaba su colonia y con ello, asegurar la continuidad de su imperio.

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