miércoles, 30 de enero de 2008

NUESTRA HISTORIA ( V )




1.6. Bética: centro cultural del Imperio romano.
Y es aprovechando aquella autonomía pactada, que la esencia fundamental de la identidad autóctona no pudo ser destruida; y aunque tuvo que utilizar instrumentos de expresión impuestos por el extranjero, los andaluces de la Bética desarrollaron formas culturales de suma importancia, pudiéndose afirmar que la Bética fue la más importante potencia cultural del ámbito civilizatorio romano occidental.
1.7. Crisis de la Civilización romana.
Desde la Bética hasta Al-Andalus hay un intervalo de tres siglos marcado por la crisis del Sistema romano y la presencia epigonal visigoda. Es este un periódo de estancamiento y oscuridad que prepara la transición revolucionaria a un nuevo estado civilizatorio.
A partir del 410, los pueblos germánicos (destructores de gran parte de la cultura mediterránea de la época) invaden la península Ibérica, llevando a cabo en el 412 un reparto de territorio. Los vándalos silingos ocupan la Bética. Quince años más tarde los visigodos hacen su aparición en ella en nombre del Imperio para expulsar del territorio andaluz a los vándalos. Tras acabar con los asentamientos de éstos, después de terribles matanzas, se impuso momentáneamente la pacificación. Esta dura muy poco. Tres años más tarde hacen su aparición en la Bética distintos pueblos germánicos. Le siguen años de continuas escaramuzas entre las diversas fuerzas foráneas sembrando de dolor y sangre las comunidades andaluzas.

1.8. Dominación visigoda y proceso emancipador andaluz.
A partir de la segunda mitad del siglo V se abre un periodo de cierta independencia para las ciudades turdetanas romanizadas. Este periodo estuvo marcado no obstante por el manifiesto interés de la monarquía visigoda en someterlas a su dominio.
Los godos aumentarán su presión a partir del año 543, pero las ciudades andaluzas se mantuvieron en una rebeldía continua por su independencia y libertad, manteniendo relaciones con Bizancio, el otro eje de la mediterraneidad. El territorio andaluz sólo será dominado, aunque en precario, a partir del 570, coincidiendo con una mayor centralización del poder godo.
Con la proclamación en el 710 del duque Rodroric o don Rodrigo (partidario de la ortodoxia cristiana trinitaria) como rey del Imperio visigodo con sede en Toledo, se desata la guerra en todas las provincias que se encontraban bajo su dominio. La antigua Turdetania, al igual que otras comunidades aprovechan el momento para sublevarse.
El arzobispo unitario y administrador de Sevilla, don Opas, enemigo de la política centralista y teocrática de la nobleza goda, junto a los seguidores del partido de Vitiza, refugiados en la provincia de Tingitania (Marruecos rifeño) y junto a Taric, gobernador de ésta y partidario también del unitarismo, forman un frente común para apoyar el proceso revolucionario contra las fuerzas de don Rodrigo. Esto, sumado a otras cuestiones, iba a suponer el inicio del fin del Imperio visigodo, la desmembración de Imperio godo trinitario.
Resumiendo: los continuos conflictos políticos entre partidarios cristianos trinitarios y unitarios daría la victoria definitiva a estos últimos, provocando una reacción económica, social, política y psicológica, que iba a suponer todo un vuelco ideológico en territorio andaluz.

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