jueves, 10 de abril de 2008

DERIVA Y NAUFRAGIO DEL P A

LOS analistas que se preocupan del tema, que un día fue un latir de sueños políticos importante y que en algunos momentos su potencial pudo ser una pica en el Flandes de los grandes partidos españoles, señalan que como proyecto se ha agotado. Me refiero a ese referente del andalucismo que ha pasado por varios nombres. Aquella ASA (Alianza Socialista de Andalucía) en tiempos del franquismo y que luego pasó a ser PSA, PSA-PA y PA. Un partido que comenzó a derrumbar sus cimientos en el mismo momento de sus mayores éxitos: aquel grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados de 1979, alcaldías importantes y muchas concejalías ese mismo año, representantes en el Parlamento catalán, fue una apoteosis andalucista el 28-F Pero importantes enfrentamientos internos y una gran torpeza estratégica, junto a unas cortas luces, sin miras amplias, lo llevaron a fracasar a la hora de que sus éxitos no se utilizaran para extender y profundizar la conciencia de 'lo andaluz'. Así la falta de credibilidad, de proyecto, dejando en sus importantes líderes una especie de imagen de señoritos de casino decimonónico y reyes de taifas, que se ha arrastrado durante treinta años. La obsesión ha sido, como dice mi admirado Isidoro Moreno, mantener algunos puestos de poder ofreciéndose como muleta de apoyo a unos y otros. Y la estrategia, para ello, ha sido no hablar claro sobre las cuestiones y problemas centrales de Andalucía y de la realidad en general. Y así no se consolidan apoyos sustanciales y ni siquiera se logra el respeto en una sociedad que todavía no sabe de verdad a nivel ideológico y de proyecto común amplio que actitud muestra el PA. Ese es el problema de haber querido nadar entre tantas aguas sin definirse, y de buscar tantos fuegos que calentaran su despensa electoral sin aferrarse de verdad a ninguno. Claro, cuando ha querido tomar alguna posición clara auténticamente -el estatuto- nadie se lo ha tomado en serio. Dicho lo anterior, no creo que esto signifique que no exista aún un espacio para un andalucismo moderno. Andalucía tiene unos pilares identitarios que la reafirman como realidad nacional. Tiene una identidad cultural, una identidad histórica y una identidad política, que se hallan con anterioridad incluso a la figura de Blas Infante. Muchos andaluces sienten un pálpito, una querencia una conmoción en sí de pertenencia feliz a Andalucía, una tierra con mucha gente que todavía quiere descifrar muchos símbolos y trabajar en pos de ellos, unos bellos referentes que nos singularicen sin ombliguismos recalcitrantes. Aunque, como dice Isidoro Moreno: «No siempre lo necesario es posible, permítanme que sea optimista al respecto: siempre, claro está, que no se pretenda construir sobre la base de ideas y personas caducadas ni a partir de restos

1 comentario:

  1. quien es el munty ese que nombrais tanto, un vendio del P.A?, jasjajajajaja dale leña compañero.

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