lunes, 2 de junio de 2008

La empresa pública en Andalucía

La viabilidad de la empresa pública ha sido puesta en tela de juicio desde que el estado español se ha visto involucrado de lleno en la economía de libre mercado. Cualquier argumento, por infundado que sea, ha sido válido para imponer en la conciencia de los ciudadanos una imagen sobre lo que, según los lobbys de poder económico, debería ser el concepto de empresa pública. Cualquier flanco y parcela de los medios de comunicación públicos o privados, han lanzado casi como un taciturno intento bien camuflado y diseñado la estética y razón de ser “anticuados” del concepto de compañía estatal. En esa imagen, nunca han faltado los zánganos artistas en el arte del enchufismo, la poca motivación de algo que no tiene una repercusión monetaria inmediata en el trabajador, e incluso defender como factible aquella descarada afirmación en Argentina del “Mandamiento 1 del Decálogo Menemista” que postulaba que –Nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del estado-.
Aún asumiendo que la caída del muro de Berlín y de todo el Bloque soviético posiblemente fueran hechos históricos consecuentes con sus propias contradicciones internas, nuestra concepción de la realidad no es que en aquel momento histórico el problema terminara, si no que estaba justamente agravándose.
Las postales de los Berlineses martilleando el muro, aparte de ser quizás el final de una situación absurda, fue la imagen del almanaque perfecto sobre el que la rapacidad de muchas multinacionales iban anotando las fechas de sus pelotazos económicos.
La carrera de sobornos y malas ventas del patrimonio público demostraron que el capitalismo radical más que querer aportar por propia convicción su propio remedio, quiso saquear un estado.
Bastante alejadas de aquellas circunstancias se encuentra la realidad andaluza. Pero no por alejadas podemos eludir una circunstancia común. La cada vez más débil capacidad del estado, o en este caso del Gobierno Andaluz, para poder defender ideológicamente y económicamente las políticas sociales que no para de predicar a los cuatro vientos. Es aquí donde renace de nuevo el concepto de empresa pública y su necesidad en la actual realidad andaluza.

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