domingo, 21 de diciembre de 2008

In Memorian.



SE nos fue Carlos hace algunos años, y se fue con él uno de los pocos símbolos andaluces reivindicativos, uno de los pocos andaluces que podían libremente decir que esto no estaba bien, que no íbamos por donde debíamos. Que seguía habiendo muchos andaluces explotados, que los andaluces, que Andalucía, seguíamos estando mal, a pesar de la Autonomía tan duramente conseguida. Y Carlos Cano pagó por ello. Carlos estuvo en la lista negra de muchos de los que públicamente se golpeaban el pecho cuando acaeció su muerte.
Conocí a Carlos a comienzos de los setenta. Cuando trataba de ser un cantante del Sur. Circunstancias hicieron que colaborara con movimientos juveniles alternativos en los que estaba. Desde entonces y hasta su partida, colaboramos en muchos momentos.
Por eso recuerdo su entusiasmo, su voluntarismo inmenso, su empuje genial, al tiempo que iba puliendo sus cantares, su compromiso. Era granadino típico y tópico, hasta la médula. De lo alto del Realejo, por donde volví a verlo bastante a menudo poco antes de fallecer, cuando paseaba solitario por las callejuelas de lo que fue el barrio de su infancia.
Andalucía se le aparece a Carlos en la emigración, como a tantísimos otros andaluces. Conoce nuestra bandera en Cataluña. Nos dejó unas hermosísimas coplas de la emigración andaluza a Europa, a Cataluña, al País Vasco, Madrid Y desde entonces Carlos toma la bandera de la reivindicación autonómica. Con pasión. Participa en la Editorial Aljibe de Granada que publica libros reivindicativos, e incluso los pocos de Blas Infante que se consiguen reeditar antes de que la Junta de Andalucía tome el control y ejerza la censura más tremenda sobre ellos.
Carlos entronca con el andalucismo militante antes de la muerte del dictador Francisco Franco. Participa activamente en las actividades políticas andalucistas aunque nunca acepta recoger el carné de afiliado . Carlos se entusiasma con la llegada de la Autonomía. Y sufre con la llegada de los pseudosocialistas al poder. Su desilusión la de muchos miles de andaluces se nota en su segundo disco, lento hasta la desesperación. Sufre entonces el boicot de muchos ayuntamientos: «no era políticamente correcto criticar al poder», y Carlos Cano seguía cantando a la blanquiverde.
Carlos mantiene un constante contacto y colaboración con el grupo andalucista fundamental en la línea de las distintas opciones andalucistas. Sufrió con desgarro las divisiones y escisiones internas. Volvió a cantar la Blanquiverde, «de Ronda vengo, lo mío buscando » pero no olvidó la matanza de Sbrenica en Bosnia. Cantó a Andalucía, cantó las injusticias.
Fue un hermosísimo seguidor de nuestro Blas Infante, y llevó hasta la última consecuencia el lema de Infante: por Andalucía Libre, por España y la Humanidad.
¿Fue una flor en el desierto? Seguidores de su altura no ha habido, y no hay. Fue y es un símbolo, pero ¿lo estamos dando a conocer? O se trata de otro símbolo «molesto» para el régimen que nos gobierna
Carlos Cano creía en Andalucía. Si seguimos su discografía, vemos que entendió como nadie a Cádiz, a la Alpujarra, Al Mutamid, Boabdil, Brenan, entendió la copla andaluza a la perfección, María la portuguesa, cantaba los conflictos diarios, «guardia, no tires pelotas que pa pelotas Puerto Real ».
Carlos se nos fue hace algunos años. El 'régimen' que sufrimos se lo tragó y lo ocultó. Pero Carlos, aparte de sus méritos, de sus canciones, de sus actividades, nos dejó algo insustituible: su insistencia, su terrible y tremenda insistencia en levantar la bandera de lo que consideraba justo e innegociable: la dignidad de los andaluces es la dignidad de Andalucía
Hoy Carlos seguramente nos estaría mirando a los ojos con esa mirada suya Andalucía no tiene más honor que el honor de los andaluces. ¿Dónde lo estamos dejando?

1 comentario:

  1. por fin Andaluces que no se arrugan ante nadie.
    Sed fuertes, os apoyamos.
    VAL

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