viernes, 5 de noviembre de 2010

En la Sentencia se le acusaba de haber promovido un partido nacionalista andaluz .

El nieto del Padre de la Patria Andaluza ve futuro para el andalucismo, aunque cree que en él ha habido «mucha persona y poca idea» .Estanislao Naranjo Infante Nieto de Blas Infante y abogado.«Su figura no se conoce, es un símbolo presente en calles y avenidas, pero que se ha vaciado de contenido».-Este año se cumple el 125 aniversario del nacimiento de Blas Infante, pero el que viene toca recordar un suceso más trágico, el del 75 aniversario de su fusilamiento.


-Sí, pero lo que se recuerda es el asesinato. Hay que decir las cosas como son. El fusilamiento es una forma de aplicar una pena después de un juicio, pero en el caso de mi abuelo no hubo ni juicio, ni pena, ni nada. Lo sacaron de su casa y a los ocho días le pegan dos tiros.

-Pero sí que acabó dictándose una sentencia.

-Sí, a los cuatro años de haberlo matado. Y en ella se le acusaba de haber promovido un partido nacionalista andaluz y encima se le pedía a la familia una multa de 2.000 pesetas de entonces. En definitiva, lo de mi abuelo fue un asesinato.

-¿En qué punto está el proceso para que se declare nula esa sentencia? El Parlamento andaluz aprobó dar este paso hace años.

-En estos momentos ya está el estudio jurídico hecho, la jurisprudencia buscada, y como es un paso que tiene que dar la familia, en cuanto mi madre me lo autorice yo mismo presentaré la solicitud de rectificación en el Tribunal Supremo para la declaración de nulidad total. En breve, antes de que acabe al año, vamos a realizar el trámite.

-¿La Ley de Memoria Histórica ha desatascado esta cuestión?

-No tiene que ver, es un proceso distinto. Esa ley lo que hace es que declara ilegítimas, anulables, las sentencias dictadas por la ley de 1.939, pero no nulas. Esto puede parecer una simple cuestión de terminología de abogado, pero es importante por dos razones. Primero, la nulidad evidencia que fue algo que no se debió de hacer nunca, porque la ley del 39 es brutal y declara punibles unos hechos se cometieron antes de ella, y no después. Y lo segundo es que para una persona como mi abuelo, que era abogado y notario, amante del derecho, el hecho de que se declare nula de pleno derecho es un homenaje en toda regla que debemos hacer.

-¿Qué pensaría Blas Infante de la Andalucía de hoy en día?

-Es difícil, porque algunas cosas le gustarían como el derecho de autonomía, de autogobierno, por el que él tanto luchó. Claro que el concepto de autonomía en Blas Infante es un concepto instrumental, es decir, la autonomía sirve para algo, no es un fin en sí mismo. El fin último es la regeneración de Andalucía. El pensaba que acercar el centro de decisión desde Madrid a Andalucía se podrían tomar mejores decisiones que afectaran a la mayoría de los andaluces. Si tenemos el instrumento pero no hemos conseguido la regeneración de Andalucía, y es así porque en cualquier estadística seguimos siendo los últimos, está claro que esto no sería de su agrado. Sin duda, no hemos llegado a lo que él quería para su tierra.

-Su abuelo tuvo una vastísima cultura, una gran formación y una inquietud enorme. ¿Pero tuvo apoyos suficientes o inició en solitario el camino de la reivindicación de Andalucía?

-Empezó a andar solo, fue un pionero que tuvo que tirar para adelante sin mucha compañía. Tuvo amigos con las mismas inquietudes, pero lo tuvo que hacer casi todo solo porque no existía nada sobre lo que construir la idea de Andalucía. A principios del siglo XX es cuando él es consciente y empieza a defender que al sur de Castilla hay algo que no es Castilla, que se llama Andalucía. Existimos, tenemos una cultura, una economía y una identidad, con una historia e idiosincracia propias. Cuando se produce ese despertar Blas Infante se da cuenta de que hay que darle forma a todo eso. Y reivindica el flamenco, Al Andalus, y habla de que hay que diseñar una economía política e introducir la reforma agraria y la estructura educativa. Había que hacerlo todo.

-Había que crear hasta los símbolos como la bandera, el himno y el escudo.

-Claro, para que cuando uno lo viera pensara en Andalucía. La obra titánica de mi abuelo es que o bien lo tuvo que crear él solo casi todo o puso las bases para que otros hicieran algo. Pero todos los palos que necesita una nación para identificarse, todos, los toca Blas Infante por primera vez.

-Ahora que se celebra el 125 aniversario del nacimiento de su abuelo, ¿cree que se conoce suficientemente la figura de Blas Infante y su importancia?

-No, porque mi abuelo es una estatua, un pedestal que está en alto, casi como alguien semidivino que parece que lo hizo todo bien. Pero él tenía su vida personal, tuvo sus problemas con mi abuela que no entendía algunas de sus luchas, le gustaba beber anís de cazalla y fumaba mucho. Era una persona, y no sólo no hay un acercamiento a él como ser humano, sino que otra de las cosas que no se han hecho es hacer una publicación extensa de su obra por las bibliotecas de la región. Sólo se ha hecho con una de sus obras, 'Ideal Andaluz'. El resto no ha tenido la difusión que necesita. Y claro, tenemos a Blas Infante en todas las calles y avenidas, pero es casi imposible encontrar un libro de él. En las escuelas se estudia simplemente que es el Padre de la Patria Andaluza, y poco más. Es un símbolo más al que se ha procurado vaciar de contenido porque es demasiado explosivo al ser una figura con muchas caras distintas.

-¿Puede resarcirse ahora esta cuestión con la celebración del 125 aniversario?

-Pasa una cosa curiosa que he hablado hasta con el presidente de la Junta. Nunca se celebró el centenario, y estamos celebrando el 125 aniversario. ¿Por qué? Pues pronto tenemos unas autonómicas, y unas municipales, y alguien tiene que coger el marchamo de andalucista.

-Hablando de política, ¿el andalucismo de hoy en día es lo que se esperaba o por lo que luchó Blas Infante?

-Conozco al PSA y sus dirigentes desde aquel primero con Rojas Marcos de secretario general, lo conozco desde que yo tenía 11 años. Desde entonces, Pedro Pacheco, Antonio Ortega, Julián Álvarez, Pilar González, Juan Román... los conozco a todos y de toda la vida. Y el problema del andalucismo es que sigue siendo bueno como idea, pero como le pasa a muchas ideas no se acierta con las personas que tienen que desarrollarlas. Los hombres deben estar al servicio de un ideal, el problema es cuando uno pierde el ideal y empieza a pelear con el de la silla de al lado. Y cuando entramos en que yo soy más andalucista que nadie o tú lo eres menos que yo... ¿a qué viene pelearse si somos pocos?

-¿Cómo ve entonces el futuro del andalucismo?

-Optimista, porque al menos todos los niños saben cómo es su bandera y saben cantar el himno. Saben el nombre del abuelo, y esto antes no pasaba. Hay una base para el andalucismo. Pero aunque hay esa percepción de Andalucía queda mucho más por hacer para el desarrollo de esta tierra. ¿Qué vamos a hacer por ella? Luego está la cuestión de los partidos, que a veces ha habido uno, otras veces varios, esto y lo otro... Desde mi punto de vista, y lamento si alguien se enfada, ha habido mucha persona y poca idea. Y la importancia de la idea, que supone un sembrar para ver ya veremos quién recoge, no ha estado muy arraigado en el andalucismo. Ha habido grandes políticos, pero ha habido otros con menos altura política. Pasa también en otros partidos, pero éste es más pequeño y se ha visto más

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