domingo, 19 de diciembre de 2010

Diez años sin Carlos Cano .




A comienzos de los ochenta, una jornalera le ata la bandera de Andalucía a una fregona y sale a una manifestación. "Esta es mi bandera", dice Carlos Cano al toparse con la estampa. Es una de las anécdotas que recoge el documental El mapa de Carlos, producido por Azhar Media y Enciende TV, en coproducción con Canal Sur y con la colaboración de la Consejería Cultura. Es un recorrido por cinco ciudades que fueron al mismo tiempo cinco estados de ánimo del cantautor: Granada, Sevilla, Cádiz, Nueva York y La Habana. Como compañeros de viaje pasean por su memoria su mujer Alicia, Antonio Gala, Juan José Téllez, Enrique Morente, Valentín Fuster -el médico que dirigió el equipo que le operó en Nueva York- Diego de los Santos, Martirio, Clara Montes...

La película comienza en Granada y repasa hitos de la cultura de la ciudad como Manifiesto Canción del Sur y Poesía 70, cuando comienza la banda sonora de la Transición. "El tiempo que estuvo Carlos conmigo en París fueron tiempos de frío y sopicaldo", cuenta Juan de Loxa en el tramo granadino de El mapa de Carlos. Por su parte, el recientemente fallecido Enrique Morense grabó en El Bañuelo una entrevista "muy tierna" en la que habla de los inicios del autor de La murga de los currelantes. También recorre Al-Ándalus y define a Carlos Cano como uno de los últimos árabes que habitaban en Granada. Y cantó la Habanera imposible, la misma que su hija Estrella cantó ante el féretro del cantaor el pasado miércoles. "Según parece es la última entrevista que se le hizo", apunta el realizador. Respecto a su mujer, Alicia, el documental muestra a una mujer "entregada a Carlos, encantadora". El periodista Paco Vigueras, por su parte, recuerda las noches compartidas en el Mirador de San Nicolás, cuando Carlos Cano le ponía en el radiocasete del coche los temas de un nuevo disco con la Alhambra enfrente como una pasajera más en el vehículo.

Sevilla representa el encuentro con el andalucismo que alcanza el paroxismo cuando canta la Verde y blanca en el Lope de Vega. Pero la exaltación se esfumó en cuando la bandera comenzó a aparecer en los coches oficiales, según confesó el propio artista. "Conforme se descargó del concepto pueblo y se llenó del concepto patria dejó de ser su bandera porque él cantaba a los pobres, a los jornaleros", explica el director. Así que deja de cantar la Verde y blanca al tiempo que entra "en una especie de lista negra y dejan de llamarle". El siguiente paso es reivindicar la copla, que tenía todavía una costra franquista para los intelectuales de izquierdas. "Pero él respondía que era lo que cantaban las madres y de hecho él decía que la copla era la geografía natural de los sentimientos, algo que entra por las venas más rápido que el Discovery", continúa Coca.

Cádiz es la salida al mar, el desenfado. "Aquí es donde empieza la vida", solía exclamar cuando cruzaba el Puente Carranza. Por contra, cuando entraba en Granada decía: "Debe ser maravilloso quererte y no padecerte". El hermetismo de la ciudad de la Alhambra y la extroversión de la Tacita de Plata. Por último el Malecón de la Habana y los rascacielos de Nueva York. "Pero Carlos decía que no le daban miedo las alturas porque era de Granada", concluye Coca con el humor del artista.

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