sábado, 7 de junio de 2008

DEMOCRACIA A LA ANDALUZA.


“El premio que más me estimularía: el poder vivir en andaluz, percibir en andaluz, ser en andaluz o escribir en Andaluz”. Blas Infante
Según el Diccionario de la Lengua Española, “democracia” es una doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. Suponemos que la democracia en Andalucía es la participación de los andaluces en la gestión de los asuntos que nos afectan, y sobre todo y principalmente en la elección de las personas que nos van a representar en los órganos de Gobierno.
Pero esto, no es del todo exacto, por lo menos en Andalucía. Existe una nueva modalidad de democracia que hemos denominado “democracia a la andaluza”, para definir una democracia en la que los autóctonos de la Nación poco tenemos que decidir, ya que desde Madrid, los partidos que sostienen el actual régimen monárquico deciden qué políticos profesionales nos vienen a representar, sin importar su lugar de nacimiento ni de procedencia. Los andaluces solo tenemos que votar las listas que unos señores ajenos a los intereses de Andalucía han confeccionado en Madrid, en las que priman los intereses de partido sobre los intereses de los andaluces.
Dice un refrán popular que “el ojo del amo engorda al caballo”. Si este refrán lo aplicamos a los representantes políticos de los andaluces, comprobaremos que el amo está tuerto o bizco, ya que de los políticos que nos representan, una gran cantidad de ellos no son andaluces, por lo que poco les preocuparán las cuestiones que sí nos preocupan y ocupan a los andaluces, aunque a decir verdad, los nacidos en Andalucía, representan más a sus partidos que a sus ciudadanos, a la vista de la poca -casi nula- actividad parlamentaria que desarrollaron en la anterior legislatura en el Parlamento del Estado.

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